martes, diciembre 04, 2007

Tribulación urbana

EL DESEMPLEO le cala tanto como el invierno.

Rasca el bolsillo pretendiendo encontrar esta vez una moneda, no desea llegar a casa con las manos vacías. ¡Y lleva ocho meses así!

Ahumada, Huérfanos… cada calle exhibe su fatigado andar.

Los portazos en las narices son ya familiares.

La inutilidad pretende dominarlo, pero la decencia irrumpe desde no sé donde cuando siente fenecer.

Porqué agitarse, el mañana traerá sus propios desasosiegos: Mañana peregrinará por las arterias del Centro de Santiago de Chile. Llevará los avisos del periódico labrados en su mente. Tendrá el hambre de un trabajo que le confiera dignidad tatuada en el espíritu.

José Luis de la Cruz Vallejo
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lunes, noviembre 05, 2007

Nena, mi Nena

YO TE CONCEBÍ ASÍ, desde que era un mocoso, desde que el arte ya se llamaba así, arte, y yo no lo asimilaba como tal:

Había escuchado tu nombre, tan simple y tan llano, lacrado por cuatro letras: N, E, N, A.

Esa consonancia lúdica la mancomuné a la risa y a la carcajada, a la expresión del rostro deformado por la intensidad del humor, al llanto exacerbado y desbordante del sonido diafragmal. Y es que… así me decían que eras.

Nena, mi nena, no me equivoqué. Cuando se abrió el telón y te asomaste a mi vida te devolví la sonrisa retozante que me solicitabas desde lo alto de tu atmósfera, desde tu retablo, desde ese nicho en el que te asilaste y que llamaste “mi escenario”.

Una hora… casi dos… sin darme cuenta hilvanaste las carcajadas de todos, con tu gracia, con tu tino, con el impulso de tu mente, con la potencia de tus entrañas y con el ímpetu de tu corazón.

Nena, mi Nena, nuestra Nena. Fue prodigioso abrigar tu energía, sentir como nos llevaste de la risa al asombro, de la admiración a la pérdida del juicio. Nena, mi nena, yo te concebí así, y me aferré a ti admirable efigie de la carcajada.

Hoy que veo el arte como una expresión del espíritu, Hoy que volviste a sacarme la risa desde mis dentros, me levanté, loé tu maestría con un interminable aplauso con cual te abrigué, para que nada ni nadie me robe a mi Nena, la Nena que concebí desde que era un mocoso, desde que el arte se llamaba así, arte, y yo aún no lo asimilaba como tal.

José Luis de la Cruz Vallejo
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Con amor y cariño a una de las mujeres de Nuevo León que tanto admiro. Un ser que nos ha enseñado el respeto que se le debe de tener al escenario. Con cariño a la Señora Nena Delgado.

Una actriz que con su constancia y aplomo nos ha dado bellas lecciones a quienes coqueteamos con el arte teatral.

Foto: http://www.nenadelgado.com/principal_prueba.html

miércoles, julio 18, 2007

Frida pata de palo

DARSE LA VUELTA EN SU MISMO EJE era algo imposible, los dolores en su carne cada día le concebían más intolerables, con todo, su lucha por vivir era tanta que ni padecimientos ni hastíos detenían su ansia de crear, de ser tan ella, de amar a su modo… aunque fuera postrada en esa aborrecible cama.

¡Qué pena! Vivir así es no existir… eran las voces que se escuchaban en Coyoacán allá por los mil novecientos y tantos. Y es que el accidente del camión no fue cualquier cosa, el tubo de fierro del vehículo le atravesó las entrañas, entró por la columna y salió por su vagina, le desgració la existencia.

Se amputaron los deseos de reproducción, esos sueños que abrigó desde siempre, desde que era una niña y la poliomielitis ya le había arrancado casi todo, mucho antes que los hombres, y una que otra mujer, llegaran a su vida. El secreto sagrado de ser madre quedó excluido para ella, eso lo cotejaron los abortos tiempo después.

Cuando era niña aprendió a sortear bien al mundo. ¡Frida pata de palo! ¡Marimacha de mierda!... se burlaban los impúberes del vecindario.

Los clavos que más tarde pintó en columna rota no los puso nomás porque sí en todo su cuerpo, el dolor ya la perseguía desde entonces, ya se envalentonaba con el sufrimiento y ya se hablaba de tú con las calamidades desde hacía tiempo atrás. Los cuchicheos y las burlas no hacían merma en ella

Cuando le vino lo de pintar más en serio lo usó como una ventana para fugarse a los paraísos imaginados, fue un escaparate catártico para sus penalidades. Los ratos nefastos en la cama los suplía con su arte, así fue como grabó sus dolencias en los corsés, así fue como el sufrimiento lo vertió en colores, en tonalidades y texturas…

Cuando don Guillermo Kahlo, su padre, le colocó un espejo en el techo de su cama para que pudiera ver lo que pintaba en sus lienzos, Magdalena Carmen Frida Khalo y Calderón logró lo que en esa época nadie había logrado: modelar el arte de pintar hasta hacerlo realista con esa precisión que solo ella consiguió con el pincel, una expresión del todo biográfica.

Vertiginosamente encontró que su dolor se transfiguró en arte, uno que el mundo llegó a saber y admirar. Unos dicen que todo lo que logró fue gracias al accidente, otros que por sus fracturados amores, y unos más que por sus preferencias sexuales tan sinvergüenzas para la época.

Yo solo sé algo: Frida llevaba el dolor en la sangre, siempre lo tuvo metido ahí, como en sus representaciones. Su aguda visión de la vida la hizo trascender en el tiempo, en los espacios donde se han logrado colar las mujeres que no se rajan, que se la saben jugar en medio de las desgracias, para vivir sus vidas con el color y rigor con que la quieren vivir.

José Luis de la Cruz Vallejo
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sábado, julio 14, 2007

Cien palabras para Santiago

ERA MI SEGUNDA VISITA, la Plaza de Armas me abrazaba como si yo formara parte de esa suma incandescente que habita la Ciudad.

Con los recuerdos latentes me interné en las entrañas de la urbe; anidé entre los poemas de Neruda y en el eco de la Mistral.

Siempre supe que llegando ahí se merman distancias, se derogan lenguajes y se apretujan los corazones.

Ya era tarde, me dirigí cuesta arriba al San Cristóbal, ahora se apetecía abrazar a Santiago con mis ojos, con la mirada de un mexicano enamorado de esa tierra, con mi ser fragmentado entre dos patrias.


José Luis de la Cruz Vallejo
14 de Julio de 2007
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sábado, julio 07, 2007

Sueños

LAS VIVENCIAS diarias son el semillero de nuestros sueños, eso oí alguna vez.

Luego me enteré de que Freud llamó residuos diurnos a los recuerdos que se nos quedan prendidos en la memoria durante el día, posteriormente Nielsen mencionó que esos residuos pueden aparecer cinco ó siete días más tarde en nuestros sueños.

Qué interesante es adentrarnos en el estudio del sueño aún y con todas las dudas que en esa materia nos asaltan, ¡Es que todo es tan complejo en ese tema!

¿Quien no recuerda ese sueño en el que volaba con alas de papel, o ese otro en el que perdía a un ser querido y al despertar ve que no era realidad, ó, en aquel en que se unía al tan anhelado ser amado que vive en la India, o que se compraba un león que podía domesticar como a un perrito? Todos hemos soñado locuras, desazones, cosas hermosas, o hasta idioteces, si así lo queremos ver.

Yo anoche soñé algo hermoso, algo que contradice a Nielsen, pues este sueño se alimentó de un pasado muy remoto, no de hace cinco ni siete días:

Mientras dormía soñé que visitaba a mi hermana Martha en una casa que ya no habita, su primer hogar de casada. Pero cuando llegué ahí, no la encontré a ella, si no una amiga suya que tengo ya casi dos décadas de no ver. Y la sorpresa de mi vida fue encontrarme a la hija mayor de mi hermana convertida en una bebé, sí, en una bebé tal y como lo fue alguna vez.

Todo fue tan extraño, pero tan agradable a la vez. Yo veía como en los ojos de mi sobrina fulguraban la ternura y la inocencia de su niñez, la candidez y el amor a flor de piel. También fue muy dulce volver a ver a mi hermana, que salió de no sé donde, como en su juventud, ¡Mi hermana se veía tan hermosa como lo fue a esa edad! Sus pies afanosos se paseaban por la casa yendo por aquí y por allá en sus quehaceres.

Lo que no podía entender de todo eso era porqué la amiga de mi hermana vivía ahí, y porqué tenía un cuerpo y una cara que no le correspondían, eso si que era tan extraño.

Por la mañana, cuando una tormenta de lluvia y relámpagos me despertó, traté de ubicarme en tiempo y espacio. Quedó en mi mente un sabor agradable, el volver a ver a mis seres amados en el pasado en etapas felices y florecientes fue una experiencia encantadora.

Sueño loco, sueño guajiro, como le gusten llamar, pero el sabor me ha durado hasta hoy. Le dije a mi sobrina lo bello del sueño, lo agraciado que soy por pertenecer a la familia, y lo mucho que la quiero. La contagié de ese gozo, y creo que el sueño, sin tanta complejidad, le dio sentido a este gris día de lluvia.

Eso de los sueños es algo tan enmarañado. Yo concuerdo con quien sencilla y llanamente dijo que recordar es volver a vivir… y punto.


José Luis de la Cruz Vallejo
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sábado, junio 23, 2007

Si aún te puedo llamar amigo…


CÓMO OLVIDAR cuando juntos corrimos las carreras de la adolescencia, luego, ya mayores, con las adrenalinas en calma, nos hicimos cómplices de episodios llenos de lances, de historias que nos forjaron y nos marcaron de por vida, pero que a la vez nos dotaron de esa mucha o poca sabiduría de que gozamos hoy.

Nos alegramos y sufrimos lo que nuestras capacidades nos permitieron, fueron tantas las veces que reí junto a ti; pero (el maldito pero que nunca falta) no lograba olvidar el daño que sufrí por tu causa. Por si no tienes una pizca de memoria de lo que hablo, permíteme evocarte esos momentos que hasta hace poco me descalabraban:

Aún parece cercano el día en que conocimos a esa mujer que nos mariposeó el corazón y revoloteó nuestros sueños, no sin embargo siento así la amistad que desunió sin planteárselo. Para mí significó un amor hermoso, se sustentaba en ternuras; creo que era evidente para ella el amor que le disipé.

Lo que me perturbó tanto fue la manera en que tú emprendiste las cosas, la forma en que avanzaste sabiendo que yo pretendía a un amor limpio e incontaminado. Pero tú, tan experto en esos menesteres como eras, quitaste todo lo que te estorbaba para logar lo que te propusiste, sin importar que en ese “todo” se disolviera nuestra amistad, ése apego de hermano que tantas veces, después de que consumaste tus ambiciones, extrañé de ti.

Sé que no eres tan feliz con ella como lo esperabas, sé que lamentas haber revolucionado los tiempos para alcanzar el galardón más preciado. Me enteré que usas a tus hijos de refugio contra las desabridas vivencias que erigiste, yo en cambio encontré el amor de la manera menos sospechada. Soy feliz al lado de mis hijos y mi dueña.

No quisiera sentirme aborrecible pensando que era lo que merecías, nunca ha sido mi estilo; es más, ni siquiera las lágrimas que lloré encerrado a piedra y lodo en mi recámara valen la pena para desearte un momento de tribulación junto a los tuyos.

Es de verdad amigo (aún me quedaron fuerzas para llamarte así) que todo quedó en ese pasado que concluyó el día que conocí la auténtica felicidad, cuando me di cuenta que las argucias que conspiraste para despojarme una oportunidad de ser feliz. Ahora veo que esas flechas que me lanzaste me
acrecentaron, pues yo inquiría el verdadero amor, tú solo un amor a ciegas.

Ya dejé de suspirar el pasado, ahora vivo de este presente profuso de cosas buenas. Solo tu presencia vino a estorbarlo hoy por unos minutos. Tal vez para acomodar ese recuerdo en el cajón que le corresponde. Ahí, donde se colocan las cosas negativas cuando se mutilan para siempre, cuando dejan de ser un estorbo en la vida.

Fui agraciado de compartir buenos tiempos contigo, y venturoso de aprender en cabeza extraña esa lección de no siempre correr con ligereza tras el amor.

José Luis de la Cruz Vallejo

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martes, mayo 29, 2007

Pie con pie

SI PUDIERA correría hasta ti, te abrazaría y te recordaría quién eres en mi existencia.

Si pudiera te arrancaría de esa tierra y te sembraría en mi huerto hasta que ahí juntos muriéramos.

Si yo pudiera desgarraría las distancias, llegaría a ti y me ataría a tus pies para avanzar juntos.

Si yo pudiera sacudiría de ti tus males, los anudaría a una alforja y los tiraría a mi mar.

Si tuviera alas como el cóndor planearía por los andes como tu sereno guardián, es más, te elevaría a las alturas para que vieras tus cuestiones desde lo alto y vieras lo microscópicas que se vuelven desde allá.

Pero no soy nada ni nadie, ni hortelano, ni ave, ni costero.

Sólo soy hombre que cree y que quiere, que nace y que muere entre los montículos estrepitosos y complejos del sistema.

Por eso te cargo aquí, dónde se guardan las formas preciadas, en los fondos de la existencia, para sentirte pie con pie, para mitigar las tribulaciones juntos, y aminorar las feroces distancias.

José Luis de la Cruz Vallejo

®

viernes, mayo 04, 2007

Agosto 26

QUIERO morir con el veneno de tu boca, que nada importe ya mi vida, que se consuma lentamente entre tus brazos en una tarde de agosto y nada exista ya de mí, que el sol nos queme en su demencia en un agosto veintiséis

Que tu virus carcoma hasta mis tuétanos débiles de la embriaguez de tus besos, y que tu aroma me consuma en el letargo de esa tarde teñida de rojos.

No importa que sea lo último que haga, no importa que esta vez sea victimado y tú la homicida, si eso es lo que con ruegos pido noche con noche, agonizar, morir, caer con el bebedizo narcótico de tu boca y marchitarme en el tálamo húmedo de tu alcoba.

Dame sombras, dame madrugadas débiles con olor a expiración de sed de amor.

Beberé tu veneno auque ya no sea más, aunque todo acabe ahí, de eso lleno mis ruegos, desde siempre, toda mi vida, todos los agostos teñidos de rojo quiero morir así.

José Luis de la Cruz Vallejo
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sábado, abril 14, 2007

Brindis

EN ESOS DÍAS, raros en mí, en los que a uno le da por revirar al pasado, en esos raros días, me encontré con esta pieza de Afo Verde e interpretada por la hermosa persona de Soledad Pastoruti, Argentina por supuesto.
De esas veces, como le ha pasado a alguien con mis textos, en que sientes que esa canción la escribieron pensando en ti. Por ello... GRACIAS Afo.

BRINDIS
Afo Verde

Seguir siguiendo al corazón

y coquetear con la intuición

seguir creciendo y esquivando las rutinas

seguir soñando en un rincón

seguir creyendo que hay un Dios

que me endereza de un tirón la puntería

siempre voy detrás de lo que siento

cada tanto muero…y aquí estoy...


tantos desiertos que crucé

tantos atajos esquivé

tantas batallas que pintaron mis heridas

tantos incendios provoqué

tantos fracasos me probé

que no me explico como canto todavía

y es que siempre voy detrás de lo que siento

cada tanto muero… y aquí estoy...


por esos días por venir

por este brindis para mí

por regalarle a la intuición el alma mía

porque los días se nos van

quiero cantar hasta el final

por otra noche como esta doy mi vida


tantos festejos resigné

tantos amigos extrañé

tantos domingos muy lejos de mi familia

tantas almohadas conocí

tantas canciones me aprendí

que los recuerdos me parecen de otras vidas

siempre voy detrás de lo que siento

cada tanto muero…y aquí estoy...


tantas palizas esquivé

tantas traiciones me compré

tantos enojos me hicieron mostrar los dientes

con mil abrazos me cuidé

con mil amores me curé

juntando heridas sigo creyendo en la gente

siempre voy detrás de lo que siento

cada tanto muero…pero hoy no...


por esos días por venir

por este brindis para mí

por regalarle a la intuición el alma mía

porque los días se nos van

quiero cantar hasta el final

por otra noche como esta doy mi vida


por esos días por venir...


y en esas noches de luna

donde los recuerdos son puñal

me abrazo a mi guitarra

y canto fuerte mis plegarias

y algo pasa, pero ya nada me hace llorar

yo me abrazo a mi guitarra

y canto fuerte mis plegarias

y algo pasa, pero ya nada me va a cambiar


por esos días por venir...
Y si la quieren oir en vivo:


miércoles, abril 11, 2007

La ventana de Santiago



ABRÍ la ventana mientras arreglaba mi ropa en la recámara que hospitalariamente me brindaste. El olor a aire fresco impregnó mis narices y abrió mis pulmones, era el otoño de Santiago de Chile. Olor a madera y a zinc, a cobre y greda, a tierra y mar, a amor generoso.

Las cortinas de la ventana se mecían hacia adentro y hacia afuera. De pronto, una melodía mexicana se entrometió hasta mis oídos ¡qué extraña sensación! El corazón se ponía a mil y me obligó a acercarme a la ventana. Esa extrañes poco a poco se fue convirtiendo en agradabilidad… música de mi tierra azteca en una región andina… ¡válgame Dios! No pude desacelerar el corazón que casi, casi se salía de mi pecho convulsivo.

Ese día fue una hermosa construcción de tiempo y emociones, fue un llenar espacios de forma permanente, de compartir vivencias y derramar lágrimas de felicidad. Tú, hermano chileno, abriste tu espíritu para hacerme sentir bien, y lo lograste.

Los fastuosos paisajes de la Isla no se comparan al remanso de felicidad que construiste en torno a mí. A esa cerca de amor que nos rodeó y nos hizo sentir en verdad como dos viejos amigos que se encuentran después de tanto tiempo.

La despedida fue terrible ¿Cómo me arrancaría de ti? ¿Cómo serían los días por venir? No lograba entenderlo, no había respuestas. ¿Por qué lo bueno dura tan poco? Me cuestioné una y mil veces.

Ya en casa lloré el ayer, sollocé en silencio por el tiempo pasado, por lo aprendido, volteé atrás y vi todo lo que crecí en tan pocos días. Luego limpié mis ojos, me dirigí al diván y me puse a ver las fotografías, ellas recrearon en mi cabeza una a una las experiencias compartidas, y me hicieron entender una verdad: Juntos empezamos un ahora, un presente mejor que el pasado.

Juntos somos como esa canción mexicana acopiada a la Cordillera. Juntos somos dos distancias acortadas, dos corazones que se quieren desde siempre y hasta siempre.

Solo pido a mi Dios dos cosas: que el día que nos vaya mal, nos vaya como en esos días. Y, que por favor, nunca cierre esa ventana que dá a la Cordillera.

CON MUCHO AMOR A MIS HERMANOS CHILENOS, CON GRATITUD POR SU AMOROSA ACOGIDA DURANTE MI ESTANCIA EN SANTIAGO DE CHILE.


José Luis de la Cruz Vallejo

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jueves, marzo 08, 2007

Mujeres

Entrevista imaginaria con Sor Juana Inés de la Cruz Siglo XXI

LLEGUÉ PUNTUAL a la cita tal como lo habíamos acordado, era un ocho de marzo como el de hoy, nos vimos en el claustro, eran ya las seis de la tarde así que había muy poca iluminación en el recinto. Ahí estaba ella, seria y con un libro en la mano. No era físicamente como yo la imaginaba, pero no era el momento de cuestionarlo, solo quería ocultar mi nerviosismo y terminar pronto. Por un momento pensé en desistir de la entrevista pues su rostro extremadamente sobrio no me incitaba a nada, de seguro su recio carácter sería un témpano de hielo por romper; con su mano hizo un ademán invitando a ponerme cómodo, tomé una silla y me senté frente a ella. Así que buscando como empezar la charla le cuestioné:

_ ¿Porqué tanta soledad?

Sus ojos cansados por el tiempo voltearon hacia mí y en un tono sereno me contestó:

_Creo que es debido a que siempre he querido aprender, estar un poquito mas preparada de lo que se les permite a las mujeres, pero la soledad muchas veces es mejor que una mala compañía, prefiero estar sola con mis pensamientos.

Su respuesta me dejó mudo por unos instantes, me di cuenta de lo trascendente que podría ser esta platica, al menos para mí. Solo traté de ser coherente en la conversación, y que mis pensamientos machistas no afloraran.

_Creo que he hecho mal en perderle la huella todos estos años, pero dígame ¿Qué ha sido de la vida de Sor Juana en estos últimos tiempos?

Cada pregunta mía la razonaba detenidamente y luego de forma pausada contestaba, parecía que esta mujer no tenía conciencia del tiempo.

_Un poco triste -me dijo- porque no se me permite hacer lo que me gusta tanto: escribir, leer y seguir aprendiendo. Pero dentro de todo me siento feliz de ser una pequeña parte dentro del pensamiento de cada mujer que quiere romper con los estigmas establecidos por la sociedad.

_ ¿Cómo ve usted a la mujer hoy?

_Me parece que no están entendiendo lo que significa que la mujer tenga un lugar importante dentro de la sociedad, en lugar de estar peleando por sus derechos deberían hacer algo que las haga distinguirse, en general creo que se está progresando, pues son más aceptadas y se les permite intervenir en lugares que antes estaban solo reservados a los hombres.

_Eso es cierto, muchas mujeres ya se sienten liberadas, aunque… ¿Usted cree que eso sea una verdadera liberación femenina?

Yo creo que esta pregunta fue el detonante en nuestra conversación, a partir de ahí salió a relucir su fuerte personalidad, poco a poco elevó el tono de su voz y se tornó más expresiva.

_Tal vez si, pero no se trata de una liberación del sexo masculino, de lo que se trata es de que sean respetadas igual que un hombre en todos los aspectos, las mujeres tienen que luchar por lograr su lugar, sin olvidarse de los roles tan importantes que desempeña, como el ser madre, esposa y amiga. Fui considerada rebelde en mi tiempo, pero en la actualidad hay muchas mujeres que son consideradas rebeldes por querer hacer algo que el hombre no les permite, ya sea por un machismo mal fundado o porque las reglas sociales siguen al igual que antaño, a mí me fue muy difícil lograr mis objetivos aunque al final no llegué a consumar todos mis anhelos.

Era brillante Su elocuencia al hablar, su seguridad hacía que cada palabra emitida por ella hiciera eco dentro de mí y se grabará para siempre, Seguramente toda esa sabiduría hizo que sus seguidores le honraran con títulos tan excelsos… para ese momento, sin darme cuenta, mi nerviosismo desapareció.

_Fénix de América, Décima Musa, títulos muy comprometedores ¿No lo cree así?

_ ¡Claro que sí! Esos títulos hicieron que quisiera continuar con mi trabajo de investigación y de escritora, tal vez fueron inmerecidos pero cuando me los otorgaron fue como si me picaran en mi ego para no desistir a los impedimentos que en ese tiempo me acosaban.

_Muchas mujeres mexicanas piensan que no es importante el estudio, incluso dicen que para qué estudiar una carrera universitaria si van a terminar siendo amas de casa y no ejercerán.

_La mujer nunca debe de dejar de prepararse en toda su vida -me interrumpió bruscamente- porque aunque se case, el conocimiento adquirido le servirá para poder educar a sus hijos con una cultura más apropiada y actualizada, porque en algún tiempo podrá volver a practicar o ejercer su profesión, ya que cuando se es madre se debe de dedicar a la educación de sus hijos, pero esto no es impedimento para que continúe aprendiendo y preparándose.

_Me da la impresión de que por equivocación Sor Juana nació en otra época -le comenté-.

_Cada quien nace en el tiempo que le corresponde y se tiene que enfrentar a los desafíos de la época, debo de admitir que envidio de alguna forma a la mujer actual porque cuenta con recursos con los que yo no contaba, estos le sirven para revelarse ante una injusticia, ya que en mi tiempo fue una lucha titánica poder lograr lo que hice.

A estas alturas me encontraba inmerso en la conversación ya no pensaba en cuestionarla sino en escucharla, dejar que las palabras de ella fluyeran por si solas, en pocas palabra me tenía embelesado. Solo para continuar le pregunté:

_ ¿Cuáles fueron sus pretensiones?

_Yo solo quería que me dejaran aprender y cultivarme, que me permitieran expresar mis sentimientos por medio de la escritura, que me dieran libertad de leer cualquier libro como ahora, ya fuera de medicina, teología, física, matemáticas, lo que fuera, mi mente estaba ávida de conocimiento, no quería ser alabada, no, no quería ser reconocida, no… solo pretendía saber.

No nos habíamos dado cuenta de las horas que marcaba el reloj hasta que la campana nos avisó que era el momento de que las monjas se retiran a sus celdas.

_Solo una última pregunta por favor -le dije apresuradamente- ¿Cómo podemos encontrar a la verdadera Sor Juana hoy día?

_En toda mujer que se quiera superar, prepararse, que quiera adquirir conocimientos y no sujetarse a las normas convencionales, ir más allá de lo establecido, en las mujeres deseosas de aprender e ir tan lejos como su propio entendimiento les permita. Yo… yo no tuve opción, si quería cultivarme solo podría recurrir a entrar a un convento, pues la otra opción era casarme con un hombre que no fuera tan brillante por mi condición de bastarda, por desgracia, mi mente brillante no me permitía otro camino. Pero también soy una mujer con sentimientos, ilusiones sueños, anhelos, deseos y convicciones. No solo soy una mujer con mente brillante.

Se levantó, agradeció muy cortés la visita, salió por la única puerta que había en ese tétrico cuarto y sin más ni más desapareció de mi vista. Me prometió que muy pronto nos veríamos, no sé si lo dijo como un cumplido. No me inquieta una segunda entrevista, pues lo que me dejó ésta experiencia es que ahora veo en cada mujer a una Sor Juana Inés de la Cruz en potencia.


Con gratitud a la Lic. Betty Coello, por su colaboración en este escrito.



José Luis de la Cruz Vallejo
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miércoles, febrero 21, 2007

Brevedad



UN epitafio nuevo.
Una apretada fosa.
Un corazón convulsivo.
Una lanza que se cruza.
Una cadena rota.
Un suspiro desahogado.
Unos brazos que consuelan.
Un atrás que ya no vuelve.
Un olor a quebranto.
Un amigo que no falla.
Un violín que llora triste.
Una lágrima que brota.
Un adiós definitivo.
Una hija inconsolable.
Un hermano arrepentido.
Un tesoro que se pierde.
Una rosa que es perenne.
Una madre insustituta.
…Una vida ya extinguida.


José Luis de la Cruz Vallejo
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martes, enero 09, 2007

Radiografía de un desqusiado






SOY azteca y español; huaso quinchero por adopción.
Náhuatl, catalán y gitano; otomí, gallego y huichol
Soy artista y tejedor de sueños, y de historias escribidor.

Espíritu de bohemio; juglar y mal recitador.
Anacoreta en el silencio y jaranero en cualquier reunión.
Gustoso del buen vino que no es embrutecedor.

Soy fidedigno por elección, traicionero por afición.
Conocedor de las deudas, perdonador sin razón.
Vocinglero ante las injusticias y arrojado defensor.

Soy tanto como me odio, y un tanto como mi amor.


José Luis de la Cruz Vallejo
®

jueves, enero 04, 2007

Ese día...

Quise que el mar me tragara…
Quise que sol me aniquilase dos veces continuas…
Quise ver al espejo y no encontrarme…
Quise ser viento y no detenerme…
Quise ser árbol y morir estático…
Quise ser bólido y correr impávido…
Quise ser vomitado por el fuego…

… Pero antes quise que de nuevo cabalgásemos

entre lienzos húmedos de piel y sal; entre besos tibios
y ansias furtivas sosegadas en el silencio.

José Luis de la Cruz Vallejo

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